Permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid, así tampoco vosotros,
si no permanecéis en mí.
Juan 15,4
El que guarda su palabra, en ese verdaderamente
el amor de Dios se ha perfeccionado;
por esto sabemos que estamos en él.