La mejor historia de Amor

[dropcap][/dropcap]En el hospital, mi cama estaba al lado de un israelita de unos treinta años, que tuvo que huir de Rusia y había pasado por muchas dificultades. Llegó al hospital con un alto grado de tuberculosis, donde el amor y la misericordia cristiana lo aceptaron amablemente. El sabía y sentía que no iba a vivir por mucho tiempo, pero no tenía fe en Dios ni en cualquier cosa en lo que respecta después de la muerte, sino que pensaba, que después de la muerte todo habría terminado. De la religión de sus padres, no tenía ninguna señal, lo que me sorprendió mucho de él.

Una tarde cuando se me permitió abandonar la habitación, me suplicó: “¿No quisiera usted ir a la biblioteca y traerme un libro?” Le prometí que lo haría, si mis piernas cojas me lo permitían, y le pregunté: “¿qué tipo de libro le gustaría?” “Tráigame una linda antigua historia de amor, pero debe ser bonita y emocionante”, fue su respuesta. Salí, reprochándome por la pregunta que le he formulado. Si no hubiera preguntado, podría elegir según mi criterio, pero ahora tenía que cumplir su petición. Mientras caminaba, le pedí a Dios que me mostrara el libro adecuado; un libro que sea útil para el pobre hombre moribundo. Logré caminar por los largos pasillos y escaleras hasta llegar a la biblioteca. Cuando abrí el armario, mis ojos se posaron en la Biblia, y me vino la palabra a la mente: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Tomé la Biblia. Cuando volví a la habitación del enfermo, abrí en el verso Juan 3, 16, coloqué la Biblia sobre la cama del enfermo y señalé con el dedo el punto en negrita. Después de leer las palabras, me miró primeramente a mí y luego durante un tiempo a la Biblia, sin emitir palabras. Luego sonrió y dijo pensativamente: “Usted es inteligente”.  Tomé valor y le respondí que esta es la mejor y más emocionante historia de amor que jamás se haya escrito ni podría escribirse.

Parecía que el hombre incrédulo le ha tocado el mensaje del amor de Dios hasta lo más profundo del corazón. Desde aquel día leía constantemente en la Biblia. Pero no entraba en una conversación al respecto, probablemente tampoco tenía las fuerzas para hacerlo. A menudo cuando la debilidad lo abordaba, la Biblia estaba abierta sobre su pecho o cerrada entre sus manos, un panorama que me conmovía profundamente. Una vez, cuando el enfermo estaba dormido, la enfermera quería tomar la Biblia con cuidado, el se despertó y no descansó hasta que la tuvo nuevamente en sus manos.

Después de unas semanas cuando abandoné mi cama y el hospital, mi vecino deseaba mucho poder ir y quedarse conmigo, lo que lamentablemente era imposible. Acerca de sus sentimientos más íntimos y sobre lo que había leído – vi que ya estaba leyendo casi al final del nuevo testamento – tampoco en esta oportunidad habló acerca de ello. Día a día fue debilitándose físicamente. Por algún tiempo, para mi recuperación fui al campo y luego volví revitalizado a casa. Al día siguiente apresuradamente fui al hospital. En la cama de mi amigo había otra persona. Hacía unos días había fallecido. La jefa de las enfermeras que había estado en las últimas horas con él me dijo, que su muerte era unas de las más felices que había experimentado. Reconciliado con Dios, con fe en su gran amor y con gran júbilo nombrando el nombre de Jesucristo partió al hogar celestial. Me ardía el corazón de gozo y alegría. Que feliz y agradecido estaba, de que Dios me había utilizado en su gran bondad, para darle en sus manos, a esta pobre y ahora tan rica alma humana, la mejor historia de amor.

Estimado lector, tú habrás leído muchas historias de la fama y del amor humano. ¿Qué beneficio te han traído? ¿Tal vez elevados sentimientos? ¿Quizás anhelos insatisfechos y el deseo de una experiencia similar? ¿O quizás también insatisfacción con tus propios caminos, los cuales son sencillos y no transcurrieron tan románticos y placenteros como los libros leídos con las mejillas calientes que supieron describirlos tan hermosos y seductores?

Estos cuentos no son más que en la mayoría de los casos, producto de una brillante imaginación y es peligroso cuando ejercen influencia sobre ti.  Lo mejor que puedes hacer es apartarte lo más lejos posible de su camino y haz lo que hizo este hombre moribundo. El buscó una historia de amor. Real y verdadero amor encontró en las sagradas escrituras, la que nos dice que Dios dio a su hijo unigénito. Este puro, santo, desinteresado amor de Dios guió al enfermo de la muerte a la vida. Quiera Dios también abrir tu corazón a la comprensión de Su Santa Palabra y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.

T.E.